lunes, 14 de noviembre de 2011

ESPIRALES DE FUEGO


Nueva Versión

--¡Bella ninfa que exhalas olor a hierba fresca!. --¡olímpica, hija de Zeus! --¡Pan de los Sátiros!, dame tu agua…!

--Estas frente a mis ojos María del Mar.
--¡Tu vientre es borrasca, es estruendo, es espina!
--¿Quién tiene la gloria de corresponder a tu puerta y hundirse en ese patio misterioso, patio de mujer?
--¿Te has dejado amar?
--Tus pies…, múltiples como la escarcha y poblados como el ciruelo, los ha besado el sol?
--¡Insolente longevo!, no contento con poseer a María del Mar, me absorbe, me quema, me consume y me mira burlón.
--¡Insolente longevo de las alturas! --Cuanto deseo alcanzarte, tomarte entre mis brazos y estrujarte. ---Humillar tu prepotencia.
--¡Mi ánima erótica viene por ti!, María del Mar.
--¿Quién te habita?
--¡Donde estas tu, Dios! --Dámela, devuélvemela. --¿Dónde te busco niña de niebla?
--Esta noche, es noche de ángeles ¡tú eres el mío.

--Yo Mustafá, deberé engullir mi propia pasión en el retorno de la espiral de mi propio fuego.
--¡María no me dejes, llevame contigo al mar e los dioses!.

II

Este es el delirio de Azhar Mustafá Pinzón. Reportero, cronista, súbdito de la
penumbra humillante de las moles del cemento; allá donde los gigantes se asocian en sombras y prestan por momentos, espacios estrechos a los rayos del sol. La ciudad donde todo tiene precio y medida; y el aire pide permiso para llegar a los parques y acariciar el cabello de los niños, o paga flete para entrar a los hospitales. Recién cumplió 36; de estado civil soltero. Procede de esa trilogía entre luminosidad, perseverancia y poder; obra de la mezcla de sus razas, árabe y española. Ha llegado a estas islas del Caribe de tumbo en tumbo. La intolerancia de los hombres a quienes les ha deshabitado secretos; le ha derrotado sus ideales y lo han relegado a una mísera tarea, caminar sin objetivo de viaje. Militares abruptos, que a nombre de la justicia, desparecieron congéneres: mujeres y hombres, cuerpos armados de discursos anticuados que atemorizaron vida y sosiego en los campos, y otros que rasuraron la voz de los estudiantes. En éstas severas escisiones a la humanidad se vio inmerso Mustafá, que con sentido social, había prometido ser un periodista justo. Por eso condujo toda su capacidad para hacerse un reportero hábil, avezado en convertir, un comadreo en una crónica trágica; revolver cenizas humanas y revelar sus verdades; regresar el magma a los volcanes; mordaz con los pedófilos, insaciable con los corruptos, codiciado por las vedettes, odiado por colegas y jefes. Esto lo llevó a elevar un culto inmanente a su personalidad; así la condición ególatra construida sobre sí mismo, lo recompensó con la persecución tanto por los agentes del poder del estado, como por las amenazas de los grupos ilegales; lo trajeron al aislamiento y finalmente al exilio. El eligió éste camino y hemos llegado aquí.

Seis meses, llevó rumiando soledades y ardiendo en pasiones y su única compañía ha sido la ópera de su etílica garganta y yo su compañía.

III

Soy parte de la energía de Mustafá para decidir su existencia. Vengo en él, nací en el, ocupo el séptimo lugar de abajo hacia arriba en la fisiología humana, Los siete juntos nos denominamos chacras o centros de energía en la filosofía oriental, estamos conectados por un vestigio reptil y somos quienes equilibramos: cuerpo, mente y espíritu. Me encuentro sobre la cabeza y en medio de los dos ojos de Mustafá, para algunas civilizaciones me han significado piña y Descartes me llamó “tercer ojo”. Mi color violeta es quien conecta la espiritualidad del hombre con la conciencia infinita. Los monjes Tibetanos me han llamado “Divinidad”. En términos de la ciencia, soy la glándula pineal o hipófisis, glándula reguladora de los ciclos de vigilia y sueño. Segrego la DMT (dimetiltriptamina) o molécula espiritual que se libera en la fase del movimiento ocular rápido, en Mustafá. Soy su subconsciente y por ello, el gerente general de su cuerpo y la última instancia de su vida.

Mustafá, ha gozado del sexto sentido o clarividencia. Sin embargo, ante el desmesurado acoso del hombre-simio no pudo resistirse al infierno del alcohol, quizás sea una de las tantas respuestas de porqué algunos se hacen adictos.

Mustafá delira y en sus visiones imagina una mujer joven, desnuda, cubierta de arena, de cabellos acolchados por la sal y en ellos la madurez del sol encubado por el tiempo, crea una luna, como la madre de una isla y odia al sol, porque lo cree su rival.

María del Mar, es el vestigio reptil de su interior del cual yo hago parte. Soy su cabeza. Soy su vigilia, juego con la luz para él y poseo su energía. Han pasado justo 48 horas de agitación e insomnio, tiempo para que se decida la vida o la muerte de Mustafá. Todo depende ahora de mi, su subconsciente, la ayuda atmosférica y la declinación del sol.

Todo su cuerpo y yo dentro caemos lentamente del abarrote de troncos envejecidos en que quedó tranzado desde nuestra llegada, cuando él vació su última nota etílica.

Yo paciente espero un rezago de su conciencia, para orientar el camino.

Rosaura Mestizo Mayorga

1 comentario:

  1. Hola preciosa, acabo de enlazar tu blog y hacerme seguidora, prometo leerlo despacito.. es un lujo tener la oportunidad de hacerlo¡¡

    Besos y abrazos desde un Madrid helado¡¡

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Gracias por sus comentarios